#2

de: Juan Sáenz de Tejada Urruzola <elamorensancha@gmail.com>

para: Alessandro Triacca <triakka@hotmail.com>

fecha: 11 jul 2021, 19:45

asunto: Re: Primer escrito


Hermano:

en la playa de Noja (Cantabria), hace una semana, vi a un hombre que se sentía irresistiblemente atraído por su hija de trece años. Jugaban a palas y coqueteaban. También vi a una mujer embarazada de 6 o 7 meses paseando del brazo de su padre, el cual lucía una barriga hinchada, esférica y dura, idéntica a la de su hija. ¿No es un buen inicio para una película?: el plano de las dos barrigas, tan semejantes en su forma y tan diferentes en su esencia, y luego el plano, más abierto, del padre acompañando amorosamente a su hija adulta en su viaje hacia la maternidad, y a continuación el plano, como contrapunto, del primer padre mirando con deseo a su hija menor, soñando que la viola. La película podría titularse "Papá" y desarrollaría un relato de amor y otro de terror.

Nunca haré esa película, ni ninguna otra. El verbo de mi vida no es LLEGAR sino APROXIMARME. He decidido, sin decidirlo, que prefiero aproximarme a todo que llegar a algo -a pesar de que creo que llegando a algo, a una sola cosa, puede alcanzarse todo-: me aproximo al amor, al trabajo, al estudio, al deporte, a la droga, a la música y la danza, me aproximo al dibujo, me aproximo a la escritura. Me aproximo para entender. Nunca llego porque soy cauto y no me olvido, mientras me muevo, de mi movimiento. Es decir, freno. Es decir, pienso. Soy un aristócrata.

En la playa de Noja (Cantabria) leí un libro precioso de Oliver Sacks. Decía que Darwin fue un gran apasionado de las orquídeas. Las estudiaba y comprendía cómo funcionaban en el mundo y la hermosa aleatoriedad de su existencia. Las orquídeas evolucionaban, cambiaban, se adaptaban, se aproximaban, en fin, a lo largo de milenios, a sus infinitas posibilidades del ser. Y nunca llegaban a concretarse en una sola de esas posibilidades, como las nubes que mutan en cuanto alcanzan una estampa reconocible.

Creo que yo -y quizá tú-, como las orquídeas de Darwin, a través de mis aproximaciones al estudio, a la música, a la lectura, a la escritura, simplemente me estoy adaptando. Me adapto igual que la orquídea pero en una sola vida, esta vida que estoy viviendo. Siento que cada persona es una especie y que cada vida de cada persona son los milenios de evolución de esa especie. La palabra evolución no es positiva ni negativa. Significa movimiento y ajustes de los dioses -y el yo como un ente que no puede pensarse-. Yo me adapto, sin querer, para sobrevivir. Hago cosas y las dejo para sobrevivir. Escribo para sobrevivir. Dejo de escribir para sobrevivir.

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