#6

de: Juan Sáenz de Tejada Urruzola <elamorensancha@gmail.com>

para: Alessandro Triacca <triakka@hotmail.com>

fecha: 8 ago 2021, 15:07

asunto: Re: Primer escrito


Querido hermano,
creo -al menos en lo que se refiere a este texto que comienza- en tu división de los artistas en dos categorías. Agregaría, si me lo permites, que los primeros -los artistas que nacen- son ángeles, y que los segundos -los artistas que encuentran- son hombres. Supongo que el hombre es feliz, aunque está vacío, y que el ángel es infeliz, aunque acaricia la plenitud, supongo que el ángel es un invento del hombre y que el hombre, a su vez, es una creación del ángel. Con todo, si hablamos de ti y de mí, sigo sin saber quién es quién. Creo que yo era un ángel y ahora estoy transformándome en hombre; tú, quizás, eras un hombre y estás transformándote en ángel. Mi viaje, diría yo, es un aterrizaje (toda mi literatura es una profecía para tocar tierra) y tiene naturaleza cómica. Tu viaje, quizás, es un despegue y tiene naturaleza trágica. También podría afirmar todo lo contrario. Insisto en que no sé quién es quién; sí sé que, quienesquiera que seamos, lo estamos siendo ‘ahora’, y siempre en constante cambio (porque ahora ya no es ahora). Pepe, el padre de Samantha, en Puerto Escondido, solía decir que la única constante de la vida es el cambio. Estoy de acuerdo. Quizá escribir, que hoy nos parece algo esencial, constitutivo, nos parezca insignificante en el futuro. Quizá no escribamos nunca más. Quizá decidas, ahora mismo, no responder a este mensaje. No pasaría nada. Y pasaría mucho: un cataclismo interior. 

Creo, querido Alessandro, que contemplar el absurdo, el vacío, el misterio en el que vivimos es la gran oportunidad para crear, el inicio, la ocasión de encontrar un orden para el caos, de legislar donde no hay reglas. La puerta de acceso a ese paisaje abierto, al menos en mí, fue la muerte. Por eso firmo Urruzola, porque sin la muerte yo no escribiría. Firmar Urruzola es como firmar “La Muerte”. Todo empezó con ella: mi ascensión, mi despegue, mi periplo fuera del mundo. Y hoy, después de incorporar a mi cuerpo tanta desolación, después de equilibrar mi tendencia a disolverme en la pureza, en las ideas, en la abstracción, ahora intento regresar, ser hombre. ¿Te acuerdas del poema de Lorca que recitamos en Praga? Decía: “...quiero mi libertad, mi amor humano / en el rincón más oscuro de la brisa que nadie quiera. / ¡Mi amor humano!”. Eso busco yo, para eso desciendo. 

No sé si a ti el ángel también te reclamó por primera vez después de experimentar la muerte (estoy pensando en tu padre, claro). No sé hasta dónde vas a ascender, hermano, supongo que hasta donde necesites -yo deseo que tan alto como quieras sin cortar nunca la cadena del ancla-, pero tienes toda mi fe y mi confianza y mi amor. Ser artista es transitar entre el cielo y la tierra sin inmutarse, sin conflicto. O sea: ser artista es explorar, en uno mismo, la condición humana, surcarla, y hacerlo desde la encarnación, reconociéndose hombre, asumiéndose hombre, gozando como un hombre y padeciendo como un hombre, aunque conservando, eso sí, los ojos de hielo del ángel.

Tu amigo,
Urruzola

Previous
Previous

Next
Next